"El último y principal de los intentos masónicos es; a saber: la destrucción radical de todo el orden religioso y civil establecido por el cristianismo, y la creación, a su arbitrio, de otro orden nuevo con fundamentos y leyes tomados de la entraña misma del naturalismo" (León XIII - Humanum Genus)

Presos políticos

  "Oigo claramente el grito de mis compañeros de armas que piden justicia, por la afrenta recibida. ¿No oís también vosotros el lamento de vuestros compatriotas que os dicen claramente: ¡Compañeros!, rescatadnos de nuestra prisión? Pues bien, ¡Soldados!, es preciso que hoy no haya prisioneros, y que ni un solo camarada sea cobarde; sobre todo, acordaos que somos huérfanos de la Patria, porque nuestra bandera está en poder de aquellos que la usurparon"

Fragmento inspirado en la arenga de la Batalla de Tacna

CARTA ABIERTA A NUESTRO OBISPOS

¿Acaso, ciertos obispos, no se comportan  como el fariseo en el Templo?:  "Dos hombres subieron al Templo para orar; uno era fariseo y el otro, publicano. El fariseo, de pie, oraba así: "Dios mío, te doy gracias porque no soy como los demás hombres, que son ladrones, injustos y adúlteros; ni tampoco como ese publicano". Lc, 18, 10

Carta abierta a los Obispos Católicos de la República Argentina

Se ajusta a verdad que: “La patria argentina ha vivido momentos difíciles y críticos, a lo largo de sus doscientos años de historia”( La fe en Jesucristo nos mueve a la verdad, la justicia y la paz.- 09-11-2012) y coincido que los años setenta del pasado siglo han quedado signado como otro más de los periodos de enfrentamientos trágicos que la Argentina vivió. A hoy, la diferencia con otras etapas ominosas de nuestra historia es meramente humana, estriba en que no nos ha sido contada. La hemos vivido y a muchos de los que fuimos actores de esa tragedia, activos o pasivos, nada de lo sucedido ha dejado de afectarnos y aún hoy nos sigue dividiendo y acongojando.
Ustedes, en tanto y cuanto pastores de rebaños díscolos, fueron actores y no precisamente de reparto. Ustedes saben bien como empezó todo, cuanta injusticia y dolor existía, cuantos profetas del odio manipularon conciencias desde y contra el Evangelio y como las consecuencias de estos desatinos siguen siendo utilizadas con fines espurios. Es en función de esto que ante la publicación del mensaje de la Conferencia Episcopal del 09 -11-2012, "La fe en Jesucristo nos mueve a la verdad, la justicia y la paz", me siento en la obligación como católico de escribir esta carta.
Detrás de las palabras que hay en este mensaje, que cualquiera podría suscribir, parecería que hoy solo los mueve el tratar de encontrar justificación a las acciones de sus predecesores en el Magisterio de la Iglesia Católica Argentina. Acciones que no necesitan ser justificadas, pues fueron vivencias de hombres que se hallaron en una situación que por su gravedad es diametralmente diferente a la que hoy ustedes viven y a las que solo Dios Nuestro Señor puede juzgar. Pero si bien es loable tratar de rescatar la buena fe de quienes los precedieron en el Magisterio en momentos dolorosos de la vida argentina ni una palabra hemos escuchados de ustedes sobre otros pastores que tuvieron la enorme responsabilidad- a partir de una, queremos creer, alterada visión del Evangelio- de llevar a muchos jóvenes por el camino de la violencia que desembocó fatalmente en una guerra fratricida. Esto también tiene que ver con las medias verdades que impiden la reconciliación entre argentinos.
En su mensaje dicen ustedes, los Obispos, y por ende pastores de todos los católicos que, “Como creyentes y pastores, queremos ser servidores de la reconciliación, en medio del pueblo argentino, y como parte de él”. Feliz concepto que prosperaría si ustedes realmente creyeran que solo es posible la reconciliación si como base de ella primara la verdad total como referencia de lo sucedido y no medias verdades que es lo que la “historia oficial” ha tratado de meter en la cabeza de los argentinos desde hace treinta años.
Es cierto que nuestra Patria sufrió- como decimos en el primer párrafo- momentos más que dolorosos en los años setenta. Pero también es cierto que hoy se utilizan esos crueles momentos para seguir profundizando una división que los argentinos no nos merecemos y frente a este enfrentamiento que cada día crece no hemos escuchado de ustedes, nuestros pastores, el valor de la verdad entera. Piden ustedes por hipotéticas tumbas ignoradas o hacen conjeturas sobre niños robados treinta años atrás pero si bien se hace mención a la violencia guerrillera, parece que lo más importante a condenar es la represión, muchas veces absurda, que siguió a los crímenes cometidos por la guerrilla y utilizan en su mensaje términos usados y abusados por aquellos que han descubierto que la mejor venganza es aquella que se puede disfrazar de justicia.
Dicen ustedes en un párrafo del mensaje:“Además, exhortamos a quienes tengan datos sobre el paradero de niños robados, o conozcan lugares de sepultura clandestina, que se reconozcan moralmente obligados a acudir a las autoridades pertinentes.”. Esto es, Monseñores, cuanto menos hablar con ligereza. Nadie discute que hubo niños que fueron secuestrados por algunos “iluminados” que creían que estos debían tener una educación mejor que la que habían recibido de sus padres pero ustedes saben muy bien que la mayor parte de los niños, hoy hombres y mujeres, que faltan en las familias de sangre no fueron robados sino que sus padres, muchos de ellos caídos en enfrentamientos tenían documentos falsos dado el carácter clandestino de la guerra que llevaban a cabo y son ustedes testigos, en especial por el sacramento de la confesión, de los esfuerzos llevados a cabo por militares y policías en busca de los familiares de estos huérfanos a los que ni siquiera se les conocía el nombre.
Al hablar de esta manera- “bebes robados” como si esto fuera la generalidad de lo sucedido flaco favor le hacen a la reconciliación que ustedes dicen querer para el pueblo argentino. Favor tan flaco como callar concretamente algo que ustedes, los integrantes de la Conferencia Episcopal, saben muy bien desde hace tiempo y es que el presunto Obispo mártir no fue asesinado como desde hace años- para manchar a la Iglesia y a las Fuerzas Armadas algunos autodenominados católicos tratan de hacernos creer- sino que su muerte se debió un mero accidente. Y sin embargo ustedes callan, aún cuando saben que hay gente que será condenada por esto.
Es este, su mensaje, Eminencias, un compendio de bellas frases. Pero, ¿Cumplen ustedes con lo que dicen?. Solo cabe preguntarse esto respecto del párrafo del Encuentro Eucarístico Nacional, Córdoba de septiembre del 2000, que ustedes citan en este mensaje como una verdad cardinal: “porque con algunas acciones u omisiones hemos discriminado a muchos de nuestros hermanos, sin comprometernos suficientemente en la defensa de sus derechos” hermosa frase que nada nos dice, casi puesta en el mensaje como un recordatorio de agenda sin mayor valor, porque hoy están haciendo exactamente lo mismo- “sin comprometernos suficientemente en la defensa de sus derechos”- con los mil noventa y cinco militares, marinos, policías, gendarmes y civiles presos a los cuales no se les reconoce ninguno de los derechos que la Constitución Nacional prevé para los acusados de presuntos ilícitos y que, para ser juzgado ha sido la Constitución alevemente vulnerada.
Nunca he escuchado una palabra de la Jerarquía Católica referida a las condiciones en que estos presos políticos se encuentran, donde muchos de ellos sin estar siquiera procesados llevan años presos, y donde ya ciento noventa y siete de ellos han muerto en tristes condiciones de abandono de persona.
A poco de ver, y esto ustedes lo saben muy bien, todo este infame entramado judicial se ha convertido en un circo trágico que pesará en las conciencias de aquellos que han elegido callar. Y también abandonar sus ovejas.

JOSE LUIS MILIA
josemilia_686@hotmail.com


¡LIBERACIÓN YA!
DE NUESTROS SOLDADOS PRISIONEROS EN LOS CAMPOS DEL RÉGIMEN "K"



"Oraciones por los presos políticos"
Virgen de la Merced, patrona del glorioso Ejército Argentino
rogamos tu maternal intercesión
en causas nacidas por el odio
que castigan a nuestros soldados con injusta prisión.

Rezó Belgrano en las barrancas del Paraná
y claman tus hijos desde las barracas federales,
por la pronta libertad
y por los enemigos en tribunales.

Que esta prueba de Fe
a los hombres de armas,
sirva para Gloria de Dios
y salvación de las almas. Amén

______________________________________________________________
Desde la Carcel

Señor, te rezo desde la cárcel.
Estoy seguro que mi súplica logrará atravesar
todas las rejas y todas las puertas.

A Ti ¡Que Suerte!
podemos rezarte en todas partes
porque Tú siempre nos acompañas,
incluso estas preso con nosotros.

Acuérdate de mi, Señor,
y de todos mis compañeros de prisión.
Acuérdate de nosotros, aunque algunas veces, nosotros
no nos acordemos de Ti.

Como tú sabes Señor, nosotros estamos sometidos injustamente
por la Ley de los hombres, pero en virtud de esa Ley,
hemos muerto a la misma, a fin de vivir solo para ti.

Si la Justicia viene de la Ley del hombre, Cristo ha muerto inútilmente.
Tú, Señor, júzganos con Tu Justicia.
Enséñanos a vivir en paz,
que no nos mueva el odio, el rencor, ni el resentimiento.
Acércate a nosotros y deja en nosotros, tu palabra.

Enciérrate con nosotros en nuestras celdas,
y vela nuestros sueños,
para que al menos en sueños, “seamos libres”.
Te hablamos de la Libertad física Señor,
porque Tú sabes que para nosotros ahora,
es el Don mas preciado.

Que sepamos ganarnos esa Libertad, Señor,
y que al recuperarla,
continuemos viviendo en paz, sin odiar ni perjudicar a nadie.
Las cárceles Señor, son solo escuela de soledad,
de dolor y de sufrimiento.

En nuestros largos momentos de reflexión
hemos comprendido todo lo Grande que eres
y Todo lo que nos has dado en nuestras vidas.

Solo te pedimos Señor, que ampares y protejas
a lo más valioso que aún tenemos: NUESTRAS FAMILIAS
y les des las fuerzas necesarias, como para ayudarnos a
llevar y amar Juntos, nuestras cruces.

Tú mejor que nadie, sabes que la cruz no deforma, transforma;
no oscurece, ilumina; no hace estoicos, talla santos.

Danos a todos Señor, el Don del amor, de Tu Amor,
que nos haga compartir, que nos ayude a perdonar,
que llene el vacío de nuestros corazones,
que nos haga reír
aunque a veces, tengamos ganas de llorar…

Autor anónimo
______________________________________________________________
Alegato que desconoce a la Justicia Civil

El alegato ante la sala IV de la Cámara de Casación Penal de la Nación del Coronel (R) Jorge Molina Ezcurra, que reproducimos íntegramente, presenta argumentos políticos significativos.

______________________________________________________________


"Lesa Humanidad" impune
"Derechos Humanos" violados
JOSÉ I. RUCCI - Asesinado el 25 de setiembre de 1973 por la organización terrorista "Montoneros". Recibió innumerables heridas, casi todas mortales, y de diferentes calibres.

JULIO A. LARRABUREN - Secuestrado por el E.R.P. Murió el 19 de agosto de 1975 tras permanecer cautivo 372 días en una "cárcel del pueblo"

______________________________________________________________

Un militar procesado acusa a los jueces
 ______________________________________________________________
Derechos Humanos
¿Qué son los Derechos Humanos? Esta pregunta, cuya respuesta debería ser notoriamente sabida, es una perogrullada si no se la aborda con rigor antropológico. Todo mundo habla y discursea sobre tales derechos; hasta se crean organizaciones internacionales y se firman tratados para reafirmarlos. En nuestra tierra, los distintos partidos políticos e ideologías imperantes se arrogan la defensa -según su conveniencia-, y la vigilancia de su cumplimiento. Se adueñan de los derechos sobre los derechos.
Pero la pregunta sigue inquiriendo ¿Qué son los Derechos Humanos? ¿Es el derecho al aborto que tiene la mujer? ¿Es el derecho a la eutanasia que tiene el enfermo? ¿Es el derecho a la tierra que tiene un sin tierra, usurpando la propiedad ajena? ¿Son los derechos a la libertad de delincuentes y terroristas, otorgadas por jueces garantistas? ¿Son los derechos de los homosexuales para contraer matrimonio y adoptar hijos? Ciertamente, estos “derechos” promueven la muerte, el robo, el homicidio y la degeneración. Lo concreto es, que todas estas prácticas inmorales, impregnadas de soberbio y prepotente egoísmo, denigran a la persona y disuelven a la sociedad.
Los derechos humanos con mayúscula fueron creados por Dios junto con el hombre cuando lo hizo a su imagen y semejanza. Los derechos humanos fueron definitivamente implantados en el mundo con la sangre derramada de Cristo que, como hijo de Dios, vino a devolvernos la dignidad perdida por el pecado. Tales derechos humanos devienen de hechos divinos. Por lo tanto, los insensatos que parlotean en los estrados, desvirtuando esos derechos, deberían saber que los derechos humanos no son una creación humana para usar a su antojo y conveniencia. Antes que el derecho existe el deber y antes que el deber la justicia.
“La raíz de los derechos del hombre se debe buscar en la dignidad que pertenece a todo ser humano(1) Esta dignidad, connatural a la vida humana e igual en toda persona, se descubre y se comprende, ante todo, con la razón. El fundamento natural de los derechos aparece aún más sólido si, a la luz de la fe, se considera que la dignidad humana, después de haber sido otorgada por Dios y herida profundamente por el pecado, fue asumida y redimida por Jesucristo mediante su encarnación, muerte y resurrección.(2)
La fuente última de los derechos humanos no se encuentra en la mera voluntad de los seres humanos, (3) en la realidad del Estado o en los poderes públicos, sino en el hombre mismo y en Dios su Creador”. (Doctrina Social de la Iglesia)
Los Derechos Humanos emanan de una Ley sobrenatural que está por encima de cualquier manipulación temporal.
A los críticos tentados en rotular estos fundamentos como de extrema derecha se les debe responder con palabras de Ortega y Gasset: “Ser de la derecha o de la izquierda es una de las tantas maneras que tiene un hombre de elegir ser un imbécil”


(1) Cf. Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 27: AAS 58 (1966) 1047-1048; Catecismo de la Iglesia Católica, 1930.
(2) Cf. Juan XXIII, Carta enc. Pacem in terris: AAS 55 (1963) 259; Concilio Vaticano II, Const.past. Gaudium et spes, 22: AAS 58 (1966) 1079.
______________________________________________________________

CARTA ABIERTA A LOS ARGENTINOS

El pueblo que reniega de sus soldados merece la esclavitud

  Algunas piadosas mujeres, viendo a Jesús en tan lastimoso estado, que iba derramando sangre por el camino, lloraban de compasión; mas Jesús les dijo: “¡Hijas de Jerusalén!, no lloren por mí; lloren más bien por ustedes y por sus hijos” (Lc 23, 28). Cualquier situación de nuestras vidas encontrará en la palabra de Dios la luz de la sabiduría que permitirá iluminar aquella realidad.
Los presos políticos en la República Argentina sufren la más injusta de las injusticias, estar privados de su libertad por causas “armadas” que responden a un revanchismo político. En buen criollo: el gobierno está realizando una razia institucional para meter en la cárcel a todos los militares que combatieron –que los combatieron a ellos- en la guerra subversiva desarrollada entre los años 1976 y 1982.
Ya son casi un millar los militares y miembros de las fuerzas de seguridad que están alojados en cárceles federales bajo la imputación universal de lesa humanidad. También son demasiados los que fallecieron en cautiverio sin justa condena. No se trata de demostrar cuantitativamente el despotismo de un gobierno, cuyos funcionarios, en un pasado reciente, empuñaban las armas para asaltar el poder por la fuerza. Sea uno o mil, esta “política correcta” está violando el orden constitucional y atentando contra los derechos humanos de tales ciudadanos por el sólo motivo, de haber pertenecido a una institución armada de la nación.
Conociendo el talante de semejante enemigo de la patria, no nos sorprende tamaña arbitrariedad. En cambio, sí es preocupante la indiferencia de toda la sociedad que tolera, “ingenuamente”, la injusta condena de sus soldados -surgidos de sus mismas entrañas- que ayer la defendieron de un brutal y cruento terrorismo y, que hoy, esa misma sociedad, goza de una frívola libertad pagada con la sangre y la cárcel de aquellos que enfrentaron y vencieron a éstos sirvientes de la iniquidad. El ¡no te metás! está haciendo posible un totalitarismo que arrancará de cuajo los principios defendidos a sangre y espada por nuestros próceres.
La situación la conocemos, nuestros soldados, defensores de la libertad y del modo de vida argentino, cristiano y pacífico, en vías de extinción, están sufriendo en carne propia, el odio de un enemigo para el que sólo cuenta la violenta imposición de sus utópicas ideologías. La realidad es, que viendo cómo se desangran, no advertimos la preocupación de llorar por nosotros y por nuestros hijos.

¡Argentinos!, lloremos por nuestros soldados; y lloremos también por nosotros y por nuestros hijos. “El que tenga oídos para oír que oiga”.

______________________________________________________________

¿Cena de camaradería?
¿Qué tipo de camaradas concurrieron? Las mujeres de este video son esposas de presos políticos -militares que combatieron al terrorismo- , algunas hace 10/8 años, otras 6 años, otras un poco menos que tienen a sus esposos presos. Al verlas podríamos decir: qué histéricas o qué papelón o parecen piqueteras, yo no haría eso... Pero la realidad es que están luchando por sus familias como pueden y con lo poco que tienen, cosa que nosotros SÍ haríamos ante esa desgracia, ¡¿o no?! Tienen pocos medios pero muchos huevos -¡uy! qué grosería- imaginense estar preso en forma injusta, por haber cumplido la misión impuesta -dar la vida por defender a la sociedad de los asesinos que nos gobiernan-, y que su hijos tengan que verlos esposados como delincuentes, peor aún, como genocidas -¡algo habrán hecho...! Claro que algo hicieron, derrotaron a los enemigos de la patria, tibio ciudadano-. El escarnio que sufre esta gente es desde todo punto de vista inhumano. Ni qué hablar sobre las condiciones en que viven algunos presos.

¡Y qué tengo que ver yo con todo esto! pues mi querido amigo, amiga, hijo, hija estos que están presos son los soldados que combatieron para que hoy, vos puedas estudiar, trabajar, bailar, viajar y disfrutar de una libertad que, si no hubiera sido por ellos estarías tras los muros de un régimen castrista, con el filo de la hoz en la garganta.

Si salimos a la calle a golpear las pobres cacerolas cuando tocaron nuestro bolsillo, bien podríamos pedir, exigir la libertad de nuestros soldados. Si no hacemos esto, por favor, dejemos de cantar el himno en las canchas y de colocar una, dos y hasta tres banderitas en el auto el día de la patria. La dignidad de un pueblo no la regala una radio se gana con sangre. Muchos de estos presos también son héroes condecorados de Malvinas.

Como corolario: el descargo de un oficial francés a su regreso de Argelia.

Por Jean Pouget - Oficial del Ejército de Francia

“Has aceptado el oficio de las armas y tu sacerdocio es practicarlo lo mejor posible. No has buscado ni querido esta guerra sucia, pero tu deber es ganarla por cualquier medio. Esta es una guerra cruel. Tu deber es simple: ganar o irte”.
“Humanizar la paz me parece más lógico que tratar de humanizar la guerra. Hasta ahora la guerra ha sido una de las soluciones en la búsqueda de la Paz”.
“¡Sí!, elegí el Ejército. ¡Sí!, visto uniforme. Eso no me impide ser un hombre tan sensible como otro cualquiera. No creo ser un sádico ni un enfermo y odio la guerra más que los que otros la odiaran jamás... a menos que un día se decidan a hacerla”.
“Desde mi más tierna infancia se me llenó la cabeza con relatos de gloriosas epopeyas, en la escuela se me enseñó la grandeza de mi país a través de sus combates, sus caballeros, sus héroes. Inocentemente creí que mi país necesitaba de hombres como yo para mantener su integridad. Aún lo creo y sin embargo; mi país me defrauda...”
“Rechazo toda forma de acusación concerniente a los procedimientos que me vi obligado a adoptar en el terreno. No siento vergüenza y no buscaré justificarme. ¡No!
¿Pero por quien nos toman?
¿Y dónde va el Ejército si aceptamos ser tratados como delincuentes comunes?.
Hay que gritar en la cara de la opinión pública
Lo que somos,
Lo que se nos obligó a hacer y
Porqué aceptamos hacerlo.
Sino, a breve plazo el sólo hecho de preparar el ingreso a un Instituto Militar, radiará a los jóvenes del seno de la sociedad.
La opinión pública desconocerá totalmente nuestra vocación, nos avergonzaremos del uniforme que vestimos.
El hecho de que un hombre elija ser soldado, dejará entrever que descubrió en sí mismo una naturaleza de asesino, de sádico...
¡No!, la injusticia es demasiado grande...”
“...Si dejamos, sin reaccionar, que nos vomiten encima, asimilaremos al Ejército entero con el rol del verdugo...”
“En la guerra, decidir es siempre elegir la muerte para alguien, a veces, para uno mismo...
Soy un Oficial francés como ustedes y, como tal, me atengo a las leyes escritas y a tradiciones de honor...
Hice la guerra como un soldado. Soy un profesional, no un mercenario, elegí la disciplina porque limita la violencia.
Respeté el código de honor de los Oficiales, un código que aprendí en mi hogar, en la escuela y en el Ejército...”
“Si estamos acusados de ser criminales de guerra que cometieron atrocidades es porque fuimos vencidos. Nadie pide cuentas a los vencedores ¡Jamás!.
Lo primero es ser el vencedor. Ese es el principio moral de la guerra. La única justificación para ella y sus horrores... ¡Es la victoria!...”
“Nosotros, los combatientes, no tenemos los medios para saber si la causa es justa o no... servimos a nuestro país y la Patria siempre es buena...”

“La victoria no le pertenece al soldado, tampoco la derrota.
Ambas son el resultado de la política de la Nación.”